Gracias

Mi amigo y hermano

Gracias por enseñarnos que debemos confiar menos en las personas.
Por demostrarnos que un estafador puede venir disfrazado de amigo.
Por hacernos ver que la confianza nunca se debe dar por completa, aún cuando creemos que la otra persona nos demostró que la merece.
Por abrir nuestros ojos a tiempo, así en el futuro reconocer a otros que nos quieran hacer daño y evitar sufrir de nuevo.
Por hacer evidente que para muchos la avaricia es más fuerte que la lealtad.
Por darnos la oportunidad de confirmar por nosotros mismos, que árbol que nace torcido sus ramas nunca endereza, por más que nuestro corazón quiera creer que si.
Que debemos subir a tiempo los pies para no tropezar dos veces con la misma piedra.
Que no debemos dejarnos llevar por las emociones, cuando se trata de poner nuestro nombre en riesgo por personas que no lo valen.
Por servirnos de ejemplo vivo y si en algún momento nos sentimos tentados de seguirte los pasos, mirar donde estas y saber que podemos perderlo todo… TODO.
Y lo más importante… porque nos permitiste ver que Dios es justo y cada uno al final tiene lo que merece.