Felicidad...
La felicidad es una palabra abstracta y frágil.
En varias ocasiones he escuchado que depende del cristal con el que se mire y no nos damos cuenta de que la felicidad de unos a veces suele ser la desgracia de otros.
Para algunos, el simple hecho de sentarse a ver un bello atardecer podría hacerle feliz, para otros, esto es una pérdida de tiempo en algo inútil y que no deja beneficio alguno.
Para el enfermo, abrir los ojos por la mañana y saber que Dios le ha dado un día más de vida es razón de júbilo y felicidad, para otros, abrir los ojos por la mañana es algo lógico y tedioso.
Algunos pasan toda su vida en busca de la felicidad sin darse cuenta de que siempre estuvo en la punta de su nariz, allí tan cerca, tan obvio, que ni cuenta se dio.
Otros inconformes la desprecian pensando que algo mejor debe haber allá afuera.
Podemos pasar en un abrir y cerrar de ojos, de la felicidad al sufrimiento. Un segundo es suficiente para hacer la diferencia. Una llamada telefónica puede cambiar el panorama.